lunes, 2 de abril de 2007

Nada es tuyo, nada es mío...

"Una historia siempre tiene dos finales, el tuyo y el mío" dos finales diferentes parece ser, dos finales donde todo cambió, donde cada uno se quedó con lo que quiso, con lo que le importó y con lo que más valoró. A pesar de quedarnos con eso... "Es cierto, ninguno está contento". Hemos tomado caminos separados ... "Ahora está claro, cada uno por su lado... pero ¿de qué lado estoy?" ... y en ese camino que recorro me cuesta encontrar las señales para seguir, para no quedarme esperando que me empujen, para ser yo la que tire y tire de mi carro. Pero no es tan fácil, de vez en cuando algo pasa que me hace volver atrás, volver a ese cruce de caminos donde todo cambió. Lo que más me duele de todo este capítulo del libro es saber que hay personas que se han salpicado del barro del camino... "Nada es tuyo, nada es mío... ¿Cómo repartimos los amigos?" ... personas que, sin quererlo y sin poder evitarlo, se han visto en medio de esta tempestad de rencores de la que no conseguimos desprendernos... Lo siento por ellas, lo siento muchísimo. Yo no sabía que Querer tenía consecuencias.
"No pierdo, y sé que no he ganado"... No pierdo porque yo crezco como persona, porque sé que me he quedado con lo bueno de lo que he vivido y no cambiaría absolutamente nada. No pierdo porque me conozco más, porque soy más yo, le pese a quien le pese. No pierdo porque sé que tengo a un montón de gente que me quiere, que me valora, que me empuja en este caminar de la vida. No pierdo porque esto no ha sido una guerra y nadie tiene que perder o ganar. No pierdo porque no quiero verlo como un error, porque no lo ha sido. No pierdo porque esto va a pasar antes o después; quizás porque, a pesar de todo, cada día pasa un poco más y todo pesa un poco menos.