Ayer me subi en el "avión" de Soraya y la nostalgia se apoderó de mi... que interiores... que asientos, que cierre descentralizado... Ese coche me hizo recordar mi Foryto, mi Fory del alma, mi compañero de fatigas.Durante muchos años ese coche, al que todos decían, viejo, destartalado, estropeado, peligroso... y quién sabe cuantos califícativos más, fue mi incondicional compañero de fatigas, aventuras, disparates e historias...
Con el Fory nos fuimos de camping ya no recuerdo el número de veces, a Nigrán, al Grove... Con el Fory di marcha atrás en la autopista y saltó una alarma, con el Fory fuimos varios años a la nieve (¡¡hay que ver qué salida tenía por aquellas carreteras ehh!!) ...
El Fory, Ana y yo nos convertimos durante mucho tiempo en un trío invencible, no había nada que se nos pusiera por delante, tanto daba, cuestas para arriba, que cuestas para abajo, que noches sin dormir, que fotos con los de tráfico, que discusiones en un parking, que comernos bocadillos apoyadas en su maleta, que cargarlo hasta arriba de trastos para el camping, que dormir una noche en él (qué dolor de piernas), que meter una rueda en la alcantarilla y acabar haciendo pis en los vestuarios de los cabos de la policía, que si playa, que si montaña, que si ir, que si venir...
Con el Fory disfrutamos en pascuas y campamentos, con el Fory con Miriam dos años de camping, con el Fory camping en el Grove otra vez, con el Fory viajes a Ferrol, con el Fory a Lugo de marcha, con el Fory sin calefacción, con el Fory cada vez más viejín... y más viejín... con el Fory empezando a perder aceite... más viejín... con el Fory que nunca, nunca, nunca me dejó tirada... con el Fory que siempre fue fiel.
Llegó un día en que tristemente tuve que "jubilarte" dejar que tuvieras un merecido descanso y sustituirte por otro coche, no tan fantástico, no tan dicharachero, no tan entrañable, no tan auténtico... Ese triste día en que me vine para casa con tu humilde "sustituto" traía una pena muy grande. Recuerdo que fue el 5 de enero de 2006, mi padre me llamó para ver si venía contenta con el "sustituto" y .... no, venía llorando, venía muy triste. No sabéis la pena que me dio dejarle allí, aparcado, sólo y abandonado. Conmigo traía las matrículas y la batería, que es lo único que sobrevive en el dos caballos de mi padre...
A ti Fory, compañero... este es mi pequeño y merecido homenaje.
Ana, no sé si leerás esto algún día, pero acordándome del Fory, me he acordado muchísimo de ti, de todos los buenos ratos que pasamos juntas, de todas las aventuras que hemos vivido y que con nosotras se han quedado para siempre, aunque nuestras vidas ya casi nunca coincidan, de la confianza que hubo y que está un poco dormida, de la complicidad, de lo mucho que te echo de menos, de todas las veces que siento que me faltas, de tantas y tantas cosas que tu sabes como yo.
El cariño que nos ha unido está ahí, en las dos, lo sé, quizás no encontramos la forma de decírnoslo, de darnos un abrazo con ganas, de dedicarnos una tarde para nosotras, de dejar de lado ciertas cosas, no sé,… me sale de muy dentro decir todo esto, ya me conoces y no quiero ser pesada, ni enrollarme, sólo quiero decirte que te quiero mucho, que me acuerdo mucho de ti, y que en mi corazón sigues teniendo un sitio muy grande.
Con el Fory nos fuimos de camping ya no recuerdo el número de veces, a Nigrán, al Grove... Con el Fory di marcha atrás en la autopista y saltó una alarma, con el Fory fuimos varios años a la nieve (¡¡hay que ver qué salida tenía por aquellas carreteras ehh!!) ...
El Fory, Ana y yo nos convertimos durante mucho tiempo en un trío invencible, no había nada que se nos pusiera por delante, tanto daba, cuestas para arriba, que cuestas para abajo, que noches sin dormir, que fotos con los de tráfico, que discusiones en un parking, que comernos bocadillos apoyadas en su maleta, que cargarlo hasta arriba de trastos para el camping, que dormir una noche en él (qué dolor de piernas), que meter una rueda en la alcantarilla y acabar haciendo pis en los vestuarios de los cabos de la policía, que si playa, que si montaña, que si ir, que si venir...
Con el Fory disfrutamos en pascuas y campamentos, con el Fory con Miriam dos años de camping, con el Fory camping en el Grove otra vez, con el Fory viajes a Ferrol, con el Fory a Lugo de marcha, con el Fory sin calefacción, con el Fory cada vez más viejín... y más viejín... con el Fory empezando a perder aceite... más viejín... con el Fory que nunca, nunca, nunca me dejó tirada... con el Fory que siempre fue fiel.
Llegó un día en que tristemente tuve que "jubilarte" dejar que tuvieras un merecido descanso y sustituirte por otro coche, no tan fantástico, no tan dicharachero, no tan entrañable, no tan auténtico... Ese triste día en que me vine para casa con tu humilde "sustituto" traía una pena muy grande. Recuerdo que fue el 5 de enero de 2006, mi padre me llamó para ver si venía contenta con el "sustituto" y .... no, venía llorando, venía muy triste. No sabéis la pena que me dio dejarle allí, aparcado, sólo y abandonado. Conmigo traía las matrículas y la batería, que es lo único que sobrevive en el dos caballos de mi padre...
A ti Fory, compañero... este es mi pequeño y merecido homenaje.
Ana, no sé si leerás esto algún día, pero acordándome del Fory, me he acordado muchísimo de ti, de todos los buenos ratos que pasamos juntas, de todas las aventuras que hemos vivido y que con nosotras se han quedado para siempre, aunque nuestras vidas ya casi nunca coincidan, de la confianza que hubo y que está un poco dormida, de la complicidad, de lo mucho que te echo de menos, de todas las veces que siento que me faltas, de tantas y tantas cosas que tu sabes como yo.
El cariño que nos ha unido está ahí, en las dos, lo sé, quizás no encontramos la forma de decírnoslo, de darnos un abrazo con ganas, de dedicarnos una tarde para nosotras, de dejar de lado ciertas cosas, no sé,… me sale de muy dentro decir todo esto, ya me conoces y no quiero ser pesada, ni enrollarme, sólo quiero decirte que te quiero mucho, que me acuerdo mucho de ti, y que en mi corazón sigues teniendo un sitio muy grande.