jueves, 5 de marzo de 2009

1001 para sonreir


4 meses sin escribir y vuelvo hoy...


Hoy no ha sido precisamente un buen día... podría decir que ha sido un día horroroso, aún así y, como pasan de las doce, quiero verlo con un poco de distancia...


Hay una frase muy conocida que dice: "Cuando la vida te de mil razones para llorar, demuéstrale que tienes 1001 para sonreir".


Ha sido una mañana llena de mil razones para llorar, donde mi paciencia desbordó el cántaro que estaba casi lleno, donde una migaja sumada a las miles de migajas diarias provocó una tormenta con tanta granizada que salpicó a demasiada gente...


Por suerte... la vida no me dio las 1001 razones... más bien me dio las 11 razones para sonreir, para darme cuenta de que un grano podrido no pudre todo el granero si el granero no se deja pudrir. A veces hace falta una tormenta para valorar la calma, hace falta que llueva a cántaros para que el cántaro de la paciencia desbordada se vierta por el camino y empezar de nuevo... A veces también hace falta que esa tormenta nos empape de agua nueva, de agua limpia... para que ese grano no pudra el granero...


Me doy cuenta de lo difícil de esta tarea, de lo humanos que somos los que día a día la ejercemos, de la dificultad para relativizar ciertas cosas, para pasar de largo ante el grano podrido...


También me doy cuenta de las muchas cosas que aporta, de que soy capaz de emocionarme con una llamada, con una mirada de uno de esos 11 motivos para sonreir, de que, a pesar de todo, el grano podrido también tiene cabida dentro del granero, porque no somos todos iguales y bendita diversidad, de que cada semilla germina similar a la planta que la hizo florecer y dar fruto y que ese es un factor contra el que no se puede luchar si la planta madre esta ciega...


Me marcho a dormir pasando la página de este episodio, mañana a seguir con la tarea, ningún día es igual, pero estoy segura de que mañana será especialmente especial, claro que si, y sobre todo no voy a permitir que ningún grano podrido me haga desbordar el cántaro... ya pasó la tormenta...