martes, 1 de mayo de 2007

La puerta de mi trabajo

Esta es la puerta de mi trabajo, la puerta por donde entro, por donde salgo, la puerta por donde hago lo que me gusta hacer.
Analizando la realidad de la sociedad me considero una privilegiada, es una suerte poder ir a trabajar sin sentir el trabajo como una carga o una pesadez, aunque eso, en ningún caso, significa que no trabaje.
Hace tiempo leí una frase que decía algo así: “Lo difícil no es ganarse la vida, lo difícil es ganarse la vida haciendo algo que merezca la pena”. Así me siento yo con respecto al trabajo.
Con 18 años dejé una carrera que se suponía tenía “mayor salida profesional” para hacer lo que me di cuenta que era mi vocación. Ese verano mucha gente me lo dijo, que no me veían en la otra carrera, que lo mío eran los niños, que hiciera algo social, y yo les decía que no iba a estudiar una carrera para estar en el paro. Así fue como empecé una ingeniería y el empeño sólo me duró un par de meses, ya veía claro que mi futuro debería ir por otro sitio.



Acabé la carrera y aparece en mi vida una persona importantísima y decisiva para mi futuro, una persona que confió en mi plenamente, que retrasó papeleos por mi, que esperó por mi, a pesar de las circunstancias que se daban en aquel momento, una persona grande, una persona a la que quiero muchísimo. Ricardo Sanlés, no hay palabras para decirte GRACIAS, ya lo sabes. Se me llenan los ojos de lágrimas sólo con el hecho de nombrarte; de recordar aquellos 14 días y la acogida que veía en tus ojos; la confianza que siempre me demostrarte; los “buenos días” al entrar en secretaría cada mañana, con el tiempo, y tu partida, dejé de hacerlo; las palabras perfectas que decías mirándome a los ojos y adivinabas mi estado de ánimo; los nombres como me llamabas y que alguno perdura hoy todavía “Angelita” “Piti” “Pitiña”; el cariño que transmitías en cada gesto y en cada palabra.
Padre Sanlés, gracias por confiar en mi, por quererme, por darme tu cariño, por darme la oportunidad de sentirme viva cada día que voy a trabajar, por hacerme sentir segura de mi misma y de mi trabajo, por ayudarme a encontrar cosas dentro de mi, por echar a andar el MJM en Sarria (que se ha convertido en algo importante porque me ha descubierto a personas importantísimas).Gracias por tu corazón de oro, por tu escucha, por tus palabras, por tus miradas que ahora lo dicen todo, por emocionarte conmigo tantas veces, por las horas de charlas, por las horas de messenger cuando te fuiste, gracias, gracias, gracias.
Recuerdo que siempre decías que querías ser Don Pelayo para reconquistar, yo digo que vas a seguir siendo RICARDO SANLÉS con mayúsculas porque tienes mucha fuerza para seguir luchando por estar mejor, por dar pequeños pasitos cada día, por seguir avanzando y seguir ganando en la batalla de la vida. Animo desde aquí, desde mi pequeño recuncho.
Me he emocionado al hablar de ti, eres una persona muy grande y los que tenemos la suerte de conocerte lo sabemos y lo sentimos como lo siento yo.


Trabajo con niños, con grandes personitas de hoy que serán grandes también mañana. Lo hago con ganas e ilusión volcándome en cada proyecto, en cada actividad, en cada cosa. Son geniales mis 17, geniales y diferentes, pero geniales al fin y al cabo, en ellos la diversidad llega a la máxima expresión y eso me encanta. No me aburro nunca allí, metida en mi clase, no me da tiempo. Me sorprenden cada día, con gestos, palabras, hechos y me siento orgullosa de ellos, de cada uno de los 17.
Llevo dos años con ellos y se me acaba el tiempo, siento que ya no me queda nada, apenas dos meses para disfrutar el día a día con ellos, me da pena y alegría al mismo tiempo, pena de no seguir compartiendo tanto con ellos, alegría de verles crecer, de verles aprender, de verles ser ellos mismo, de verles desarrollar sus capacidades y sus personalidades también, alegría de evaluar lo conseguido en estos dos cursos con ellos.

Y termino como empecé… esta es la puerta de mi trabajo…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jo tia me has hecho llorar con esas palabras de agradecimiento. Y si confiaron en ti es x q lo vales y mucho. Q ya sabes q me alegro x todo lo bueno q te pase, Muchos besos. tkmm

Mónica dijo...

Cada vez que alguien se queja de los profes, yo siempre digo: "no todos son iguales, mira, yo tengo una amiga profe..." y les hablo de tí, de tu entusiasmo, de tus ganas, de tus métodos en clase, de todo el tiempo que inviertes en ello... y es que estoy superorgullosa de poder decir... "mira, yo tengo una amiga profe..."
Besitos.